"Desde que salimos de Cádiz, Churruca tenia el presentimiento de un gran desastre. El había opinado contra la salida, porque conocía la inferioridad de nuestras fuerzas, y además confiaba poco en la inteligencia del jefe Villeneuve. Todos sus temores ha salido ciertos; todos, hasta el de su muerte, pues es indudable que la presentía, seguro como estaba de no alcanzar la Vitoria. El 19 dijo a su cuñado:
-Antes de rendir mi barco, lo he de volar o echar a pique. Este es el deber de los que sirven al rey y a la patria.
El mismo día escribió a un amigo suyo, diciéndole:
-Si llegas a saber que mi navío ha sido echo prisionero, di que he muerto.
Churruca era hombre religiosos, porque era un hombre superior. El 11 a las 11 de la mañana, mando a subir a toda la tropa y marinería; hizo que se hincaran de rodillas y dijo al capellán con solemne acento:
-Cumpla usted, padre, con su ministerio y absuelva a todos estro valientes que ignoran lo que les espera en el combate.
Concluida la ceremonia religiosa, les mando poner de pie, y hablando en tono pensativo y firme, exclamo:
-Hijos míos,¡en nombre de dios os prometo la bienaventuranza al que muera cumpliendo con sus deberes! Si alguno faltase a ellos, le haré fusilar inmediatamente; y si escapase a mis miradas o a las de los valientes oficiales que tengo el honor de comandar, sus remordimientos le seguirán mientras arrastre el resto de sus días, miserable y desgraciado…"
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Amicalement
Armand